El amigo invisible es un buen motivo para realizar un regalo creativo y hecho con cariño. La persona a la que le regalé esta bolsa con su nombre le encanta la costura, de modo que me decanté por una labor como regalo complementario.
La tela que escogí para la bolsa la tenía ya por casa, aparte de ser bonita y fácil de cortar y de coser. El color de la misma era verde botella, de modo que tuve que decantarme por tonos rosados tanto para las letras como para el resto de los adornos.
Para las letras escogí unas cuentas de cristal facetado fucsia. Antes de coserlas realicé primero las perfilé en la tela con un rotulador muy fino, dibujo que me sirvió de guía para realizar bien la labor. Para fijar las cuentas a la tela escogí una aguja fina para para poder pasarla varias veces por el ojo de las mismas y asegurarlas con varias puntadas. El diseño de las letras es curvo para que la palabra entera tuviera dinamismo en la composición.
Una vez realizado el nombre, añadí algunos adornos más a la bolsa para darle un aspecto de alfiletero: unos corazones rosas, lentejuelas, cuentas más pequeñas, una puntilla a la que agregué un lazo fucsia, y unos cordones del mismo color para poder cerrar la bolsa.
Lo más complicado de coser fueron las lentejuelas ya que las cuentas que tapaban sus ojos no terminaban de posicionarse correctamente, pero, en general, el resultado fue satisfactorio, aunque quizás las letras quedaron demasiado grandes. En todo caso, mi amiga invisible quedó encantada con mi regalo.
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