En enero de este año 2020, cuando la pandemia parecía tan lejana, les di a mis amigos su regalo de boda. Sé que en estos días se estila hacer una transferencia o pagar por bizum, pero a mí me parece que es más personal si se da el dinero en mano, así que decidí hacerles una tarjeta y meterles el dinero dentro.
Elegí una tarjeta y un sobre que imitaban el papel antiguo de color hueso envejecido. Para el texto me decanté por la caligrafía inglesa, elegante y adecuada para una boda. Para el sobre y el texto de fuera de la tarjeta escogí una tinta dorada de la marca francesa Herbin y para el texto interior elegí una tinta negra de Pelikan.
Una vez terminé la tarjeta, la metí en el sobre y la cerré con un sello de lacre rojo al que le imprimí un sello con forma de sol.
La tarjeta se la di a mi amiga un día que fuimos a comer y luego de compras. Le pareció un detalle muy original.
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