Haciendo la reinterpretación de La sonrisa, se me ocurrió realizar una serie entera cuya temática fuera Alicia en el país de las maravillas y los sueños. En el propio cuento (y en su segunda parte, Alicia a través del espejo) comentan que las aventuras de Alicia han podido ser un sueño del personaje, en el que el País de las Maravillas representa su subconsciente (de hecho, al final del libro la hermana mayor de Alicia piensa que cada persona tiene su propio País de las Maravillas), aunque, como en toda la novela, esto también es ambiguo ya que la línea entre la realidad de la Inglaterra victoriana y la del País de las Maravillas es muy difusa.
Este segundo cuadro de la serie, titulada Caprichos sin cabeza, está dedicado al personaje de La Reina de Corazones. Ella es caprichosa, está constantemente furiosa y es intimidante: sus súbditos están aterrorizados con ella, cosa que se muestra en el conejo y en la duquesa que temen llegar tarde al partido de croquet y también los soldados, que temen que la Reina los mande ejecutar si descubre que han plantado un rosal blanco en lugar de uno rojo, la Reina detesta la impuntualidad y que le lleven la contraria (la duquesa acaba en la cárcel por abofetear a la Reina, y manda decapitar a todo el mundo durante el partido de croquet), y ella es la que realmente manda en el País de las Maravillas, ya que el Rey pide a su esposa que mande decapitar al gato de Chesire y se apoya siempre en la Reina cuando ejerce de juez en el juicio de las tartas.
La Reina de Corazones no deja de ser un personaje absurdo que resuelve todos los problemas, grandes y pequeños, con la orden de decapitar a todo el mundo. Sus momentos más absurdos en el libro son: cuando el Gato de Chesire está con la cabeza flotando en el aire y el rey y el verdugo toman posiciones contrarias con respecto a su decapitación y la reina amenaza con decapitar a todo el mundo si no llegan a un acuerdo; el otro momento absurdo es cuando en el irreverente juicio de las tartas, la Reina reclama que primero hay que emitir la sentencia y luego el veredicto (cuando en un juicio coherente es justo al revés).
El personaje no deja de representar las pasiones humanas, que muchas veces reprimimos para mostrarnos como personas emocionalmente equilibradas ante los demás. También simboliza todos aquellos caprichos y anhelos que sacrificamos en nombre de lo que tenemos que hacer. En resumen, la razón trata de imponerse a las emociones, de modo que durante el sueño, las pasiones tratan de derrotar a la razón (simbolizada por la cabeza).
Como en la segunda versión de La sonrisa, para Caprichos sin cabeza escogí un papel de acuarela de Fabriano de grano grueso que he dejado mayormente en blanco como el fondo de las cartas de póker. En él el estilo de poesía es directo, sin palabras vacías. La palabra "Sueños", al igual que en La sonrisa, está coloreada con una mezcla de tinta china y tinta plateada de Sennelier, lo cual simboliza la noche. Las palabra "sin cabeza" están realizadas con un Tombow ABT de color negro. Las letras de la palabra caprichos tienen una composición con forma de corazón y están pintadas alternando los colores rojo y dorado, realizados con rotulador Tombow ABT color carmesí y la acuarela Kuretake tono oro claro, las letras doradas están delimitadas en dorado y viceversa. Las gotas de pigmento que delimitan el corazón y salpicadas en las palabras "sin cabeza" están realizadas en tinta Sennelier de dibujo en tono escarlata. Hay un claro contraste entre la extravagancia del corazón y la sobriedad de las dos palabras inferiores, que simboliza respectivamente las pasiones y la razón. Las gotas salpicadas pueden simbolizar tanto gotas de pintura del rosal blanco que los jardineros pintan, como gotas de sangre. De hecho, en la adaptación de Disney de 1951 (en la cual me he basado para los colores), la Reina arranca el rosal en un ataque de furia, lo cual podría ser una velada amenaza de decapitación.
El marco consiste en un bastidor de madera sobre la que he encolado una tablilla y una capa de fieltro blanco. Encima de este último fijé la obra y rematé los alrededores de la misma y los cantos del bastidor con tiras de fieltro negro y rojo. Finalmente, barnicé el marco por detrás.
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